Hagámonos la siguiente pregunta, ¿qué tanto influye la falta de límites para que una persona tenga actitudes agresivas o reacias ante situaciones “frustrantes”? Arredondo (2021) asegura “la ausencia de límites, hace que los niños crezcan consentidos acostumbrados a imponer su criterio”, Roldan Prieto (2019) menciona “los adolescentes que carecen de límites pueden desarrollar una actitud general de falta de respeto, para ellos mismos, su familia y sus amigos.

Ahora imagina que tienes que lidiar con al menos 10 niñas, niños y adolescentes, pues resulta complicado, para profesores, incluso, hablar y hacer que l@s alumn@s respeten las reglas de las clases si ni siquiera a sus propios padres les hacen caso.

Pero qué consecuencias ha generado la falta de límites? Roldan Prieto (2019) “los adolescentes sin límites también tienen probabilidades de entablar relaciones poco saludables”. “Los adolescentes sin límites a menudo se sienten menos seguros en sus vidas porque sus opciones son menos seguras y menos claras cuando no tienen límites a seguir”.

Sin límites, la presión de grupo o simplemente demasiado tiempo sin supervisión podría llevar a tu hij@ a comportamientos de riesgo, sin tener en cuenta las repercusiones de dicho comportamiento. Arredondo (2021) “incapacidad para soportar que las cosas no sean como ellos quieren, no respetan circunstancias, personas ni momentos”.

Se ha visto que las  ltimas generaciones de educandos han generado una baja tolerancia a la frustración, son promotores del “principio del menor esfuerzo”, Arredondo (2021) “lo más que pueda obtener, dando lo menos posible a cambio”, y desafortunadamente el consumismo y el sistema educativo mexicano son factores que no ayudan a que l@s alumn@s se esfuercen a siquiera, en el contexto de hoy, a presentarse a clases en línea o activar su cámara.

¿Qué podemos hacer para mejorar la situación?

• Si las responsabilidades y las normas son discutidas y se hace a niños y adolescentes partícipes en su enunciación y establecimiento, ellos van a sentirse corresponsables e importantes, por lo que su aplicación resultar  más sencilla.
• No olvidemos que los niños aprenden por modelos, los padres somos sus modelos a imitar, por eso hay que mostrarse seguros
• Ofrecer una visión más global, con pautas y argumentos para que puedan equilibrar la frustración
• Trabajar en las habilidades sociales como parte de la inteligencia emocional: la capacidad para identificar, conocer entender y manejar las emociones en beneficio de uno mismo y de los demás.

Verónica Rodríguez Orellana explica: “Los límites están muy lejos de comportar, exclusivamente, la sanción y la limitación. Suponen esencialmente guiar, proteger, prevenir o aconsejar”.

LEF V. Itzel Villalobos, titular de Educación Física