La energía que requiere el cerebro para cumplir de manera adecuada con las diferentes actividades proviene de los alimentos, así se garantiza en el caso de los niños y jóvenes las condiciones óptimas para un aprendizaje adecuado de los conocimientos que reciben en la escuela.

Según observatorios realizados por diferentes organizaciones sobre la relación entre hábitos saludables de alimentación y rendimiento escolar, muestran que en un 80% los alumnos que llevan una dieta adecuada, obtienen mejores calificaciones frente a los que no.

De acuerdo con el Stanford Children´s Health los niños en edad escolar necesitan de alimentos sanos y bocadillos nutritivos y durante esta etapa se forman los hábitos, gustos y aversiones a los alimentos. La familia, los amigos y los medios de comunicación, en especial la televisión influyen en las elecciones de las comidas.

Sugerencias para fomentar hábitos que conlleven a una alimentación saludable

Establecer conductas adecuadas de alimentación es una prioridad, y con el fin de lograrlo, podemos seguir las siguientes pautas que marca el Stanford Children´s Health:

-Defina horarios para una alimentación balanceada, así podrá evitar el consumo de alimentos procesados con un alto contenido de sodio, azúcar y grasa.

-Haga participar a sus hijos en la selección y preparación de los alimentos. Enséñeles a hacer elecciones saludables, ayúdelos a seleccionar alimentos sobre la base de su valor nutricional.

-Seleccione alimentos que contengan calcio, magnesio, potasio y fibra, cuando sea posible.

-La mayoría de las personas necesitan reducir la cantidad de alimentos altamente energéticos que consumen. Cuando se trata del control de peso, las calorías realmente cuentan. Moderar los tamaños de las porciones y comer alimentos no procesados ayuda a limitar la ingesta de las mismas.

-Se sugiere a los padres servir tamaños de porciones recomendadas para niños.

-Los adultos significativos deben limitar en niños y jóvenes la observación de vídeos, televisión y el uso de la computadora a menos de dos horas diarias por día y reemplazar las actividades que realizan sentados por las que requieren más movimiento.

La mayoría de los niños y adolescentes necesitan al menos 60 minutos de actividad física entre moderada y vigorosa para el mantenimiento de la buena salud, el estado físico y para un peso saludable durante el crecimiento.

La deshidratación se puede prevenir si se motiva a los niños a beber líquido con regularidad durante el día y varios vasos de agua después de que se completó una rutina de ejercicios.

De todos depende garantizar que durante la infancia se adquieran hábitos que permitan responder de la mejor manera posible a las exigencias escolares y crecer en condiciones ajustadas al peso y talla correctos.