MINDFULNESS, CONECTAR CON EL MOMENTO PRESENTE

Abril 13, 2020

Mindfulness puede definirse sencillamente como la capacidad de prestar atención de manera consciente a la experiencia y conectar con el momento presente, con interés, curiosidad y aceptación.
MINDFULNESS, CONECTAR CON EL MOMENTO PRESENTE

Una de las técnicas que en Colegio GAE implementamos y ofrecemos a los padres de familia, es enseñarles técnicas de aprendizaje a través del mindfulness o atención plena. Deseamos compartirla con nuestra comunidad, para que puedan practicarla en casa y  continuar favoreciendo el desarrollo de nuestros alumnos.

¿Qué es el mindfulness?

Mindfulness  puede definirse sencillamente como la capacidad de “prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente, con interés, curiosidad y aceptación”. El mindfulness no es nada novedoso, es una técnica muy antigua que se ha adoptado de las tradiciones budistas, empleada hace 2500 años, relacionada con el acto general de meditar y que se ha occidentalizado. Este tipo de atención nos permite aprender a relacionarnos de forma directa con aquello que está ocurriendo en nuestra vida, aquí y ahora, en el momento presente.  La atención plena nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio interno, atendiendo de forma integral a los aspectos de la persona; cuerpo, mente y espíritu.

Uno de los objetivos de enseñar y trabajar mindfulness a los niños es brindarle habilidades para desarrollar la conciencia de sus experiencias internas y externas, que aprendan a reconocer sus pensamientos y emociones, así como su impacto en el cuerpo, de manera que puedan controlar mejor sus impulsos, desarrollen su inteligencia emocional y alcancen un mayor bienestar, ya que es importante conocer los beneficios que el Mindfulness proporciona a los niños:

  • Mejora el aprendizaje, la atención, la creatividad y el rendimiento académico
  • Pueden concentrarse mejor e ignorar las distracciones
  • Les ayuda  a regular sus emociones, a encontrar la tranquilidad y el equilibrio cuando se sienten enfadados, angustiados, molestos…y a sentirse más seguros
  • Aumenta la introspección, ven más claramente lo que sucede en su interior, en su exterior, en los demás y en su entorno
  • Mejora las habilidades prosociales como la paciencia, la empatía, la alegría por el bienestar de los demás o la ecuanimidad

Las tres reglas de oro para enseñar mindfulness a los niños

Tener claro qué es el mindfulness. La atención plena implica estar presentes, en el aquí y ahora, prestándole atención a lo que sucede en nuestro interior o a nuestro alrededor sin emitir ningún juicio de valor. Eso significa que no existe una manera “correcta” de practicar  mindfulness, los niños deben encontrar su propio equilibrio y elegir aquellos ejercicios con los que se sientan más cómodos.

Lograr que sea divertido. La práctica del mindfulness debe ser un momento divertido, que los niños disfruten mientras exploran nuevas sensaciones. Si se convierte en una carga extra o una imposición, perderá todo su sentido. También es importante que llegue a ser un ejercicio más de su rutina, no es conveniente recurrir al mindfulness únicamente como un antídoto para situaciones irritantes.

Ajustar las expectativas. Los niños pequeños no pueden pasar media hora practicando la meditación mindfulness, durante los primeros años de vida esta práctica debe tener un enfoque lúdico, adecuándose a las capacidades infantiles, el objetivo, es tratar de incluir el mindfulness en la rutina familiar, dedicándole al inicio apenas  5 o 10 minutos al día.

¿Cómo se practica el mindfulness para poder conectar con el momento presente?

Encontrar el momento tranquilo del día: por la mañana justo después de despertar, antes de acostarse al terminar la jornada, después de comer al medio día, o cualquier otro momento que se considere apropiado.

Escoger un ambiente o sitio relajado: libre de ruidos y/o distractores externos, con una temperatura adecuada y en el que se sientan a gusto: en la recámara, en la oficina, en un parque al aire libre, en el jardín.

Utilizar ropa cómoda: también en una postura cómoda. Sentado en el suelo con la espalda recta para no obstaculizar la respiración o recostado en el piso.

Centrarse en la respiración: concentrarse en cómo el aire entre por las fosas nasales hacia los pulmones, cómo nutre de oxígeno todo tu cuerpo y cómo sale de nuevo por la nariz, llevándose con él todo lo malo y lo negativo. En cuanto la mente se distraiga llevarla de nuevo a la atención de la respiración. Con la práctica, poco a poco irán mejorando la técnica y cada vez les llevará menos tiempo alcanzarlo.

 


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